De lo salvaje

Huyo del saber que clasifica
y atrapa en el pasado,
ese que ordena y delimita
matando lo observado.

Porque lo vivo no es madera
que pueda desprenderse del follaje,
porque la asepsia nada crea
vivo buscando el caos
                                  de lo salvaje.


El bosque en cada árbol

Desdibujando el foco
con que observo la realidad
voy reuniendo poco a poco
apariencia y verdad.

Es tras el claro borde
que define y delimita
donde la vida esconde
su esencia que palpita.

Y cuando el mundo se difumina,
percibo en sus fronteras algo
que todo lo une… e ilumina
el bosque en cada árbol.


Cuando tú las nombras

Vuelve la luz de los días
en que todo es de sombras
                                        y empieza
una nueva vida
que nace y se despereza
cuando tú la nombras.

Porque nada existe
hasta darle forma
y es tu voz
                        la que transforma,
la que el mundo viste
y hasta el sol
                       conforma.


Eterno cambiante

En los límites del tiempo
descubro que lo eterno
habita en el instante
y es siempre cambiante.


Centrado en mí

Centrado en mí
nada me tambalea,
pues no soy yo
quien danza y brega
con cada piedra
que arrastra la marea.
Pues no soy yo quien camina,
quien se levanta cada día
esforzándose por verme.

Yo soy aquel que nunca duerme,
quien de lo alto vigila
y aun después de la vida,
              existe.
Soy aquel que nunca viste,
soy quien guía el camino,
quien recoge lo aprendido.

Yo soy el fuego
que tu centro habita.

Soy el soplo divino

       que en ti

                 palpita.


Desde ese confín, que es mi centro

Vuelo en las alas del viento
donde nadie me sigue y presiento
que en los límites vive
el fluido latir,
                       movimiento
que sin verlo surgir
                       llevo dentro
y desde ese confín
                       que es mi centro
algo en mí me reescribe
mientras mi alma recibe el encuentro
de mi ser que ahora vive
más allá de este tiempo.