que quiera compartir equipaje,
que me ayude a tener la maleta
de sueños bien repleta.
Que sepa disfrutar
la emoción libre y salvaje
de descender un cañón.
Que pueda apreciar
la belleza de un paisaje
al ocultarse el sol.
Prometo cada día
regalarle una sonrisa
para que la alegría
viaje a nuestro lado,
sin prisa,
allá donde vayamos.
No puedo asegurar
cuánto dura el trayecto,
pero siempre puede regresar
si no está contento.
Busco compañero de aventuras
que me ayude a imaginar
diez mil vidas futuras.
Busco un soñador
que quiera intentar
vivir un cuento entre dos.