Qué es la felicidad

La mía a menudo se compone de una gran taza de café humeante, un poco de chocolate, una manta, un sofá cómodo, un buen libro y mucho silencio.

En ocasiones sin embargo, se esconde bajo una capa de barro, volando en mi respiración entrecortada, se disfraza con el rostro agotado de un compañero donde veo reflejado mi propio agotamiento y la encuentro pinchándome en cada músculo por el esfuerzo realizado. En esos momentos, la felicidad tiene forma ovalada y huele a hierba recién cortada.

Otras veces la encuentro enroscada alrededor de cuatro piernas enlazadas, descansando tranquila sobre mi almohada, entre rizos desordenada, disfrutando el momento, respirando al son de un pecho que sube… y baja… y sube… a ritmo lento.

Puede estar hecha de aire o de fuego, puede ser brisa que purifica o llama que abrasa. Lo importante es reconocerla cuando viene y permitir que te cale hasta los huesos, porque está en los pequeños momentos y no en los grandes acontecimientos.


Para hablar con sabiduría, primero hay que saber escuchar.
Pretendemos entender a los demás pero ni siquiera nos entendemos a nosotros mismos.
Nos pasamos la vida buscando a alguien cuando en realidad lo que queremos es que alguien nos busque a nosotros.

Deseo de Poder

El deseo de poder no nace de la fuerza, sino de la debilidad.

La incapacidad de muchos hombres para alzarse en solitario y ser fuertes por sí mismos, les impulsa a buscar la aprobación, el apoyo y la obediencia de los demás. Son hombres débiles que buscan un sustituto de esa fuerza que no encuentran en sí mismos.

Los gobernantes deberían ser personas fuertes, autosuficientes y estables. Debería por tanto negársele el acceso al poder a todo aquel que tenga deseo del mismo.

El mejor gobernante será alguien que no desee el poder y sin embargo lo acepte por el bien del pueblo.

Respeta a tus mayores

Cuando una sociedad es estable y la existencia no cambia sustancialmente de una generación a otra, la experiencia que proporciona la edad suele ser algo muy respetado, como ocurría en china, en el antiguo Japón, o en la Europa del siglo pasado.

Sin embargo, en épocas de continuo cambio como la actual, las generaciones jóvenes, con mayor capacidad de adaptación, se desenvuelven mucho mejor. Esto les lleva a sentirse superiores a sus mayores y ancianos, a no tener en cuenta sus enseñanzas por encontrarlas obsoletas y poco prácticas, y finalmente… a perderles el respeto.

Si queremos que las generaciones jóvenes crezcan respetando las enseñanzas y los valores de sus mayores, no podemos imponérselos por la fuerza. Lo que debe ocurrir es que las generaciones más viejas acepten el cambio y se adapten a él en lugar de cerrarse e intentar que todo permanezca igual. Solo de este modo sus enseñanzas y experiencias podrán resultarles útiles y actuales a los jóvenes, solo de este modo los verán como algo a tener en cuenta y a respetar.

Pulido

La disciplina es la capacidad de perseverar cuando algo es difícil.

La adversidad es la forma en que la vida va probando y perfeccionando a las personas, forjando su carácter.

El trigo y el arroz sufren al ser molidos, una piedra preciosa sufre al ser pulida, pero de ese proceso sale algo especial, mejor de lo que había antes. Si una persona desea ser especial, mejorar, debe ser capaz de seguir adelante incluso cuando es dificil hacerlo.

Tapiz de vivencias

Hoy me he despertado con la mente abierta, mil ideas entran y salen de mi cabeza, y yo las desmadejo sobre el papel intentando hallar un hilo conductor en este nudo que crece en mi interior.

Crear significa peinar, dejar salir las ideas una a una para que no se amontonen y tengan sentido.

Voy secándolas al sol y cuando miro estos hilos que sin parar escribo, veo tejido como en un tapiz cuanto he vivido.

Lo he conseguido, he creado un tapiz coherente, pero siempre queda algún nudo sin deshacer en mi mente.


Sin motivos para vivir

Cómo se puede llegar a pensar
en dejar de respirar
y acabar
una vida sin sentido.
¿Se puede estar tan hundido?

Cómo se puede intentar
poner fin
a todo lo que has vivido.
Cómo pensar en dejar
de existir
y no volver a sentir.
No sé dónde te has perdido,
pero sin duda amigo,
ese no es el camino.

Tal vez la tranquilidad
de no volver a sufrir,
de no tener que seguir
enfrentado cada día
a esta dura realidad,
te parezca una salida
mejor que las demás.
Pero jamás podrá superar
la eterna paz
todo lo que perderías.

La incomparable alegría
de vivir tu vida,
los momentos compartidos,
las risas sin sentido,
la emoción de viajar
sin importar el destino.
La ilusión de descubrir
un mundo nuevo,
el nervioso temblor
de una voz
al decirte “te quiero”.

Tanto por hacer,
tanto placer,
tantas cosas nuevas
por conocer.
Aunque ahora no los veas
existen mil motivos
y por eso te pido
que te quedes conmigo,
que no saltes al vacío.