Te quiero, sí, y qué.

Te quiero,
por tu forma de ser,
te quiero,
por tu risa mordaz,
te quiero,
porque quiero querer,
te quiero,
por tu calma al hablar.

Te quiero por tantas cosas
que no sé cómo explicar,
porque me haces sonreír,
y esforzarme y mejorar,
porque sé que junto a ti
nada puede irme mal,
porque creo que vivir
significa disfrutar
cada día un poco más,
porque me haces feliz,
y el resto, qué mas da.

No me importa
si me quieres tú también
igual que lo hago yo
o si es menos la pasión,
yo te quiero
y en tus ojos puedo ver
que en verdad eres sincero
al abrirme el corazón.
Y me basta con saber
que sin duda tú también
pierdes la razón
cuando hacemos el amor.
Te quiero
y no sé nada más,
te quiero y por favor
no me preguntes por qué
que no puedo responder,
no pretendas comprender
que no tiene explicación.
Te quiero,
sí, y qué.
Te quiero,
de todo corazón.

Empecé a conocerte

Te encontré entre los campos
aprendiendo a enseñar,
con tu cara de pillo,
tu sonrisa sin par,
y te fui conociendo
sin pararme a pensar
que aunque seas un niño
también sabes amar.
Me gustaban tus labios,
tu forma de pensar,
tu mirada, tus manos
y tu voz al hablar,
y llegado un momento
no lo pude ocultar.
Pensé que huirías
evitando cualquier
complicación,
y en cambio te quedaste,
temblando me dejase
tocar tu corazón.
Y empecé a conocerte
de verdad,
a contarte mi vida,
a escuchar,
y con cada palabra
más a ti me acercaba,
y con cada susurro
de la boca al oído
derribamos un muro
y lo cruzo contigo.
Hasta llegar más profundo
de lo que jamás he ido,
sumergiéndonos en un mundo
que vas inventando conmigo,
donde con una mirada
nos sintamos unidos,
donde tu alma y la mía
se fundan en un suspiro.