Volviendo a las andadas

Nos prometimos
no volver a las andadas
y decidimos
que no volvería a pasar,
mas cómo hacerlo
si al mirarnos a la cara
cambian los vientos
y olvidamos lo demás.
Si hacemos bien o mal,
en realidad qué más nos da.

Yo te juro que lo intento,
que quiero olvidar,
pero llegado el momento
no soy capaz,
siento un fuego en mi interior,
no lo puedo evitar.
Ten por seguro: si tú caes
yo voy detrás.

El castillo

Hace ya tiempo me dijo un amigo
que eras como un Lord en su fortaleza,
pero se equivocó, ten la certeza,
pues tú no eres señor, sino castillo.

Cerrado, frío, a propósito oscuro,
eres sin duda infranqueable,
dejas que juegue empujando tus muros,
pero tus puertas jamás se me abren.

¿Qué será lo que guarda tu interior?
si conozco cada una de tus piedras,
quiero saber por qué nunca me enseñas
los secretos que escondes entre ellas.

Recorro palmo a palmo tu muralla
haciendo que te vibren los cimientos,
buscando algún resquicio para entrar,
intentando atisbar tus sentimientos.
Mas, por mucho que busque en tu mirar,
hasta ahora no he logrado derribar
las defensas que alzas contra el viento.

Vive

Aprovecha cada instante,
no lo dejes escapar,
que el de ayer es un día
que nunca volverá.

Nunca sabes lo que espera
tras la vuelta del camino,
pero sabes que al final,
cuando todo se haya ido,
lo único que queda
son los días que has vivido.

Quedan en tu interior
recuerdos de tus amigos
y en todos los corazones
que algún día te han querido,
quedan grabados a fuego
los momentos compartidos.

Exprime la vida
cada momento,
no te detengas,
no te des por satisfecho,
que siempre queda por hacer
más de cuanto puedas haber hecho.

Cada día hay algo nuevo
que puedes aprender,
no lo dejes para luego
que te lo vas a perder.

No sientas con desgana,
ríe y llora con pasión
y cada vez que ames
hazlo de todo corazón.

Disfruta de la vida como venga
y saca de ella lo mejor.
Sufre un momento por tus penas,
sin dejar que te abrume ese dolor,
pues si lloras por no ver las estrellas,
tus lágrimas te impedirán ver el sol.

No te arrepientas de tus actos
porque ya no tienen remedio,
pero aprende de ellos,
y con el tiempo,
no te equivocarás tanto.

(a mi tio Juan, que me enseñó todo esto y mucho más)

Una noche de fiesta

Me atraes y tú lo sabes,
pues cada vez que te miro
en silencio te digo
que esta noche si quieres
yo me marcho contigo.

Una noche de fiesta,
un polvo divertido,
pero al darte la vuelta
ya no estoy, ya me he ido.

No me ames amigo,
no te pilles los dedos,
no te quedes conmigo,
que yo a tí no te quiero.

Por qué me miento
si sé que no es verdad,
por qué me miento
si solo quiero amar.

Dos cuerpos enredados
explorando un mundo nuevo,
dónde habremos coincidido,
que al recorrer tu costado,
tu cuerpo bajo mis dedos
me resulta conocido.

Puede que fuese tu amante
en una vida anterior,
que haya olvidado tu nombre,
pero aun recuerde tu olor.

Piel con piel tan unidos
voy perdiendo los motivos
que me hacían recular
y me lanzo sin dudar.

Esta noche soy eterna,
no existe el mundo alrededor,
soy inmortal mientras tenga
tu cadera entre mis piernas.

Una noche de fiesta,
un polvo divertido,
pero al darte la vuelta
ya no estoy, ya me he ido.

No me ames amigo,
no te pilles los dedos,
no te quedes conmigo,
que yo a ti no te quiero.

Por qué me miento si sé
que has cambiado mi ser,
que ya no puedo olvidar
tus palabras, tu mirar.
Por qué digo que no
cuando te quiero besar.

Porque quiero que seas
una noche y nada más
pero has llegado tan hondo
que no te puedo borrar

Una noche de fiesta,
un polvo divertido,
pero al darme la vuelta
ya no estas, ya te has ido.

No me ames amigo,
no te pilles los dedos,
no te quedes conmigo,
que yo a ti no te quiero.

O al menos eso espero.
O al menos... eso espero...

Te cuelas

Cierro los ojos,
cierro mi mente,
cierro los labios
y mi corazón.

Y aun por los resquicios
te metes te cuelas
y me haces soñar,
perder la razón.

Que puedo decir
si me haces sentir
que el tiempo se para,
se queda prendido
de tu mirada,
si ya me he perdido,
si estoy maniatada,
que puedo decir
si ya no sé nada.

Dios! cómo me atraes
que en cuanto te veo,
de todo me olvido,
siento mis latidos,
me tiemblan las manos
y ya solo quiero
que no te detengas,
que sigas conmigo,
que seas el dueño
de mis sentidos.

Cierro mis ojos,
cierro mi mente,
cierro los labios
y mi corazón.

Y aun por los resquicios
te metes, te cuelas
y me haces soñar,
perder la razón.