Alegría de mil soles


Cada vez que observo la ciudad
encaramada al alero de un tejado,
se me inflaman las ganas de volar,
de elevarme más allá del mundo dado.
Me zambullo sin red
en las brumas de un ensueño imaginado,
y en lugar de caer,
los vientos disuelven mis costados,
me deslizo siendo aire
sobre inclinadas buhardillas,
y al final de cada  calle
me esperan las cosquillas
de las copas de los árboles
que bailan como niñas.

Alegría de mis soles,
que iluminan mis  tardes de chiquilla.



Guardianes de la vida

Late la vida en la pequeña flor,
late en el árbol, late en la marea,
en los trinos de bosques que verdean,
en la luz, y en los tonos de mi voz.

Mece su ritmo, pausado y veloz,
arrullo de los hijos de la tierra,
que impulsando el avance de las eras,
nunca olvida vibrar en mi interior.

Aun por muros de asfalto aprisionada,
ella bulle y rezuma liberada,
y aunque hoy insondables son sus planes,
mostrará, ya llegando la alborada,
que con su mano paciente, callada,
ha forjado en nosotros, sus guardianes. 


Desde el cosmos a mis manos


En las calles empedradas
baila el viento despeinado,
que sin patria ni morada
hoy se siente liberado.

Y en la cúspide del mundo
remolinos desbocados
siembran fé en suelo fecundo
por sus aires inflamado.

Que mi alma ha nacido
en llanuras sin costados,
donde sopla el destino
desde el cosmos a mis manos. 





Transparente


Soy uno con la vida
que fluye y me atraviesa,
soy el lienzo puro
donde expresa
el mundo su belleza.

En mi el todo respira,
emana como fuente
y yo me vuelvo mudo,
transparente,
eterno es mi presente. 

 

Niebla marina


En las grises nieblas del estío
los intensos cielos se deshacen
en contínuos mares que renacen
rescatando el fondo del olvido.

Por senderos indiferenciados
sin mover mi cuerpo hoy camino
cuanto es común haciendo mío,
lo que fue mi yo desdibujado.

Son días de nubes insondables
donde la urbe al cielo se abre,
no hay línea que la piedra separe
del aire salino que la lame.




Reverencia

En las hojas que al viento se mecen tranquilas,
en los suaves destellos que el bosque iluminan,
en el dulce susurro del verde frescor,
se revela la vida con todo esplendor
y en su presencia
pido al ruido mundano que se acalle,
pues solo puedo admirar con reverencia
la belleza que emana en cada detalle.






Surtidores


Lentamente se oculta el astro rey,
difuminan sus rayos los contornos
otorgando un cariz en el entorno
que permite observar lo que no veis.
Contrastando en el fondo los colores
se destacan los hombres transparentes,
lo que habita en todo ser viviente
semejando imposibles surtidores.

En asombro y entrega ahora vemos
las ocultas corrientes de la vida
que en el ruido diario no podemos.
Y a pesar de lo extraño conocemos
con si par gratitud y alegría
que su flujo nos tiene siempre llenos.




Brisas de otros mundos

Es sutil la brisa
que sopla
y te acaricia,
pues su esencia misma
pertenece a otra
realidad.

Y al sentir en ti su vibrar ligero
puedes percibir luces de otros mundos…
permitiendo arar en suelo fecundo
florecerán
las piedras de tu invierno,
descorriendo el velo
que te une con lo eterno.



Siendo

Siendo,
sin saber mi camino,
me desprendo,
escuchando me miro,
y aprendo,
que este mundo es mentira,
solo un velo,
con que viste la vida
su existir verdadero.
Y al sentir lo inmaterial,
comprendo,
que mi ser es inmortal,
eterno,
que yo soy la inmensidad,
siendo.




Centro

Volando sin rumbo hacia la nada,
portando mi fuego en la mirada,
avanzo por este mundo
sintiendo mi ser presente,
al tiempo me elevo y hundo,
siempre mirando al frente.
Y al hendir la tierra
rozando el cielo
mi camino encuentro,
el sentir me lleva
donde acaba el suelo:

Es mi centro.

Alzando el vuelo
cuanto en mi aún queda
lo llevo dentro,
en mi lo velo
aun estando fuera.
Hoy todo es diferente,
al tiempo yermo y fecundo,
pie, corazón y mente
elevo y en uno fundo.
Portando mi fuego en la mirada,
volando sin rumbo hacia la nada.