Dar

Dar sin esperar
que pueda regresar,
dar y comprobar
que no cesa el manar.
Dar sin importar
cuán lejos va a llegar,
dar porque el amar...
trasciende toda realidad.



Belleza sin máscaras

Forzada pose
de discoteca,
gente de noche,
fachada hueca,
rostros brillantes,
figura esbelta,
que se deshacen
al dar la vuelta.
Entre el tumulto
de humo y cerveza
hoy me pregunto
qué es la belleza.

Mi ritmo frena buscando algo,
lejos resuena el son de un tango,
y yo en silencio, escucho y callo.
Surge ante mí una imagen clara,
limpia cual aire de la mañana,
una sonrisa crece en tu cara
y es dulce brisa, pura verdad,
la que rebosa en tu mirar,
que es transparente como el cristal.
Despierta en mí, prístina certeza:
La auténtica belleza
sin máscaras se expresa.






Observando lo invisible

Observar el mundo tras las lentes
es no ver la vida en él presente,
aunque creas que es muy evidente
que el cristal trasluce por completo,
deja que la luz por sí te cuente
y verás si guarda algún secreto.



Tretzevents

Creciendo deprisa,
que el deber nos llama,
nuestro ala cobija
creación que emana.

Una estrella nueva
brilla en la ventana,
somos sol que lleva
luz cada mañana.

Desde firme roca
nuestro impulso vuela,
trece vientos soplan
sobre nuestras velas.

Nuestra escuela siembra
en suelo fecundo
dándome herramientas
para ver el mundo.




La alegría de ser poeta

Ser poeta es mirar
con el ojo del alma,
es saber revelar
lo que es,
y hacer que salga.
Es ver lo que esconden
las luces del alba.
Y no importa dónde
cada verso empieza,
tan solo la luz
que le da belleza,
y es que ser poeta
es una actitud
ante el mundo entero.
Es un ver de nuevo.
Una forma de vida,
que allá donde mira,
descubre alegría.





La visión del ciego

No sabré cómo te mueves,
cómo late el corazón,
si me quedo en las paredes,
si no llego al interior.

Sin más dilación
en tu ser me mojo
y al cerrar los ojos
escucho tus formas
y en mi alma tornas
unidad el dos.

Ciego a la materia,
me sumerjo en ella
llegando a la esencia
que jamás me dio
tu viva presencia
a mi alrededor.

Pues en este mundo
la sutil verdad
se revela más,
y más profundo,
cuanto más me hundo
en la oscuridad.



El despertar

A solas despierto en la urbe,
vacío que todo lo cubre,
mi antigua rutina aún duerme,
carcasa que el eco devuelve.

Y no me sirve ya la vida
que hasta ayer sentí  tan mía,
mas no sé dónde he de buscar
un nuevo mundo que habitar.

Voy gritando en las esquinas
por si alguien puede escuchar:
“Necesito un compañero
que me ayude a desterrar
las frías fauces del miedo
que muerde la soledad.”

Debo encender la llama
que mi interior inflama,
que su luz me ayude a encontrar
en esta vigilia un igual.



Encuentros

Encuentros fortuitos, insospechados,
que brotan al borde de la vereda
en esos momentos que nadie espera
y cambian el rumbo que había fijado.

Hoy veo el camino que aún no he andado
y no existe mal que desviarme pueda,
pues es el destino el que me lleva
al calor del grupo que aquí he encontrado.

Abriendo cerrojos que nunca vi,
aprendiendo a pensar ideas nuevas,
mirando a los ojos de un ser afín,
en ti reconozco cuanto hay en mí,
comprendo mi vida por vez primera,
libero  mi alma, que nunca muera.






Calma periférica

Profundidad insondable
siempre retorna,
calmo vaivén que me expande
rompiendo normas.

Condensando el universo
en muy poquito
la vida cabe en un verso
que aún no he escrito.

Y busco en el horizonte
mi ser central,
ese punto que se rompe
y es todo un mar.




Alma grupo

Cuando el suelo tiembla bajo nuestros pies
y la tierra siembra confusión y estrés,
el temor te invade aunque no lo ves,
todo cuanto sabes hoy está al revés.

Lo común que existe en cada ser humano
hoy tu alma viste, deja ver su mano.
Sin par remolino, no te pertenece,
sentimiento vivo que con él te mece.