Sin motivos para vivir

Cómo se puede llegar a pensar
en dejar de respirar
y acabar
una vida sin sentido.
¿Se puede estar tan hundido?

Cómo se puede intentar
poner fin
a todo lo que has vivido.
Cómo pensar en dejar
de existir
y no volver a sentir.
No sé dónde te has perdido,
pero sin duda amigo,
ese no es el camino.

Tal vez la tranquilidad
de no volver a sufrir,
de no tener que seguir
enfrentado cada día
a esta dura realidad,
te parezca una salida
mejor que las demás.
Pero jamás podrá superar
la eterna paz
todo lo que perderías.

La incomparable alegría
de vivir tu vida,
los momentos compartidos,
las risas sin sentido,
la emoción de viajar
sin importar el destino.
La ilusión de descubrir
un mundo nuevo,
el nervioso temblor
de una voz
al decirte “te quiero”.

Tanto por hacer,
tanto placer,
tantas cosas nuevas
por conocer.
Aunque ahora no los veas
existen mil motivos
y por eso te pido
que te quedes conmigo,
que no saltes al vacío.

Aguante

Si una persona te quiere, estará ahí cuando la necesites, aguantará la presión, no se hundirá contigo cuando te vea caer, sino que te ayudará a levantar.

Pero si tú también quieres a esa persona, nunca pondrás a prueba su aguante, no la obligarás a soportar todo tu peso.

Porque el amor también puede quebrarse, y si eso ocurre, lo que habrás demostrado no es que la otra persona no te quería suficiente, sino que tú no amabas realmente.

Cubo Rubik

Debes empezar comprendiendo la lógica del cubo Rubik, dedicando horas y esfuerzo a cuadricular tu mente, para después poder romper esa lógica, hacerla añicos y ser capaz de reconocer cada pequeña pieza de color que salta sin sentido bañando el mundo con su caótico colorido.

Debes comprender el orden antes de aproximarte a la belleza del caos.

No me gusta pensar

- No me gusta pensar.
- No te creo.
¿Por qué has decidido varias veces cambiar, aunque nunca lo logras? Te has parado a pensar en tu vida, en lo que quieres, hacia dónde vas, y al ver algo que no te gusta, intentas cambiarlo, ser mejor, parecerte más a esa imagen que creaste de ti mismo. Piensa ahora. ¿Qué te hace fallar, por qué no lo logras, es muy difícil lo que quieres… o tal vez simplemente no deseas realmente ser así?

- No me gusta pensar.
- No te creo.
¿Por qué te gusta el rap? ¿Qué te dicen esas letras, qué te hacen sentir? Te hablan de rebeldía, de lucha, de cambio, de superación, de amistad. Ya te has parado a pensar. Piensa ahora. ¿Por qué te gusta eso? ¿Necesitas libertad, vas arrastrando unas cadenas, aunque no sean de metal… o eres un rebelde sin causa, pero con ganas de luchar por un inalcanzable ideal?

- No me gusta pensar.
- No te creo.
¿Por qué eres diferente, por qué nadas contra corriente, por qué tienes tu estilo distinto al resto de la gente? ¿Es por hacer el tonto, llamar la atención… o es porque te gusta lo que te gusta, sin que te importen los demás, ni su opinión? Piensa ahora. ¿No es eso pensar más que el montón?

- No me gusta pensar.
- No te creo.
Te gusta, y lo haces constantemente. Solo quiero… que me lo cuentes.

Llámame loco

¿Quién está más loco: el que anula su “yo” para adaptarse a la sociedad y encajar a la perfección en el papel que le ha tocado desempeñar, siendo así un ciudadano modelo… o aquel que transgrede las normas buscando su propio ser, su motivación profunda, su realización personal, y se niega a dejarse encajonar por una sociedad que no busca la felicidad de los individuos, sino su eficacia?

Sueños

Sueños que vienen y van,
sueño un lejano lugar,
despierto vuelvo a soñar,
sueño que puedo volar.
¿Tú me puedes enseñar?

Tan solo cuando haya muerto
dejaré yo de soñar.
De mis sueños me alimento
y si un día no los tengo,
me los invento.
Sueños o cuentos,
qué más me da,
soplan los vientos,
vuelvo a empezar,
y ya no encuentro
la realidad,
porque en mis sueños
soy inmortal,
tú eres el centro
de mi huracán,
puedo volar,
nada es real.
Tan solo son sueños
que vienen y van.


Has caído

Acudo a tu llamada de auxilio
que gritas sin poder casi hablar,
te encuentro pequeño, desvalido,
creo que olvidaste cómo andar.

Me acerco despacio, sorprendido,
tú que eras fuerte, como un castillo,
has caído,
y no logro imaginar
la inmensa fuerza con que el mar
te ha debido de golpear.

Abre los ojos, tranquilo,
que ahora yo estoy contigo,
no te pienso abandonar
mientras no hayas aprendido
de nuevo a caminar.

Gorro de lana

Verdes y extensas praderas,
caminos embarrados,
un ciervo despistado,
y el calor de una hoguera.

Subiendo una escalera
llegamos al pasado,
me guías de la mano
mostrando el niño que eras.

Días de familia y juegos,
de risas frente al fuego,
de tortitas en pijama
y niebla de mañana.

Mi vida queda parada,
ya la retomaré luego,
que por unos pocos días
para mí no existe nada
más allá de tu mirada,
que mi idea de alegría
hoy viste gorro de lana
y tiene los pies fríos
cuando se mete en la cama.

Somos quienes queremos ser

Un viejo indio hablaba con su nieto y le decía:
"Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo enojado, violento, vengador. El otro está lleno de amor y compasión"

El nieto preguntó entonces:
"Abuelo, dime ¿cual de los dos ganará la pelea en tu corazón?"

Y el abuelo contestó:
"Aquel que yo alimente"